Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio
Autor anónimo. ca. 1825. Museo Nacional de Colombia
Se trata de una de las primeras representaciones pictóricas de Policarpa de la cual se tiene noticia. Se pueden apreciar algunos de los elementos que harán carrera en la forma en la cual será en adelante imaginada: el vestido azul, el pañuelo blanco, la cruz que la acompaña y el guardia que la vigila. En esta pintura el artista se esfuerza por asemejarla a los testimonios de quienes la conocieron, como José María Caballero quien dijo «era esta muchacha muy despercudida [blanca], arrogante y de buenos procederes».
Policarpa Salabarrieta
José María Espinosa. 1855. Museo Nacional de Colombia
El artista José María Espinosa, aprovechando los elementos de la descripción de Caballero, de un probable conocimiento personal de la Pola y de las memorias que de ella hizo José Hilario López, a distancia de casi 40 años desde su fusilamiento, realizó este retrato conmemorativo destinado a convertirse en uno de los más icónicos. En él exalta las características con las cuales la recordaba también Andrea Ricaurte: «Policarpa era joven, viva e inteligente, su color aperlado [blanca]».
Policarpa Salavarrieta
La Pola
Anónimo. ca. 1900.
Con el paso del tiempo, algunos artistas han realizado representaciones que exaltan aquellos rasgos físicos que la acercan más a una mujer criolla-hispánica (Luis Felipe Uscátegui, 1940) y quienes, en cambio, manteniendo las mismas características, la han representado como una mujer mestiza, más cercana a las representaciones que de las mujeres de Guaduas realizaban algunos artistas-viajeros de la primera mitad del siglo XIX.
Policarpa Salavarrieta
Muchacha guaduera en traje dominguero
Edward Walhouse Mark. ca. 1846. Biblioteca Luis Ángel Arango
Cuando en el año 2010 se realizó la producción de la Pola, la actriz elegida y la forma de representación prevalecieron en dirección de la criolla-blanca y de «buenos procederes» sobre la representación del tipo étnico de la región, como la ilustración que el viajero Walhouse Mark realizó de una muchacha guadera en 1846. Resulta interesante evidenciar cómo desde el inicio los artistas eliminaron de la representación de la Pola el sombrero cubano, propio de las mujeres de la época. A diferencia del recuerdo de Caballero, presente en la ejecución: «…Salió en medio de los demás presos, sus compañeros. Iba en camisón de zaraza azul, mantilla de paño azul y sombrero cubano».