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En tiempos prehispánicos, la técnica del barniz circuló hacia la cordillera y mucho más al sur, lo cual da cuenta de relaciones entre diferentes comunidades de esta región. María Victoria Uribe en las excavaciones arqueológicas que realizó en la vereda Miraflores, municipio de Pupiales (Nariño), en 1983 a tumbas de los señores Protopasto encontró diversos objetos de los ritos fúnebres que abarcan desde el siglo IX hasta el siglo XVIII d. C. Entre estos, propone la categoría "productos exóticos" para referirse a “aquellos objetos o materias primas extraterritoriales, provenientes de lejanas regiones”; junto con caracoles marinos y cuentas de coral, enlista cuentas de mopa-mopa (nombre de la resina con la cual comienza el proceso de la realización del barniz). En tiempos del imperio Tahuantinsuyo, la expansión incaica dirigida por Huayna Cápac llegó hasta los territorios de los Pastos. En uno de los relatos de Juan de Velasco de 1789 se sugiere que después de la derrota de algunas de estas comunidades, estas se desplazaron hacia el sur y tuvieron influencia en la decoración de Queros (vasos sagrados) y el manejo de resinas. El uso de mopa-mopa se ha rastreado en Queros de Ollantaytambo mucho antes de la llegada los españoles.

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BARNIZ DE PASTO: LA TRADICIÓN GENERACIONAL